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Las infecciones respiratorias se han multiplicado en las últimas semanas, tensionando con ello los centros sanitarios. A pesar de que no se trata de una situación preocupante, los expertos lamentan la relajación de medidas de protección frente a estos patógenos.
El tiempo otoñal ha brillado por su ausencia esta temporada y, precisamente, este cambio brusco de temperaturas es uno de los factores que justifica esta ola de cuadros víricos y catarrales que ha salpicado de lleno el fin de año y la entrada en el nuevo. Claro que no es el único. Son varios los motivos que justifican esta marea de estornudos y toses.
Según el último informe del Sistema de Vigilancia de Infección Respiratoria Aguda (SiVIRA), que realiza el Instituto de Salud Carlos III, entre diciembre la tasa global de infecciones respiratorias era de 793,9 casos por cada 100.000 habitantes, lo que supone un aumento del 51,6% respecto al mes anterior, periodo en el que se registró una incidencia de 523,4.
  • En tan sólo una semana, la incidencia de enfermedades respiratorias ha pasado de los 523 casos por cada 100.000 habitantes a los casi 800
  • La bajada de la vacunación, la desaparición de las medidas de protección contra el covid y la vuelta a la normalidad, de la población y de los virus, explican este aumento

¿Quiénes son los protagonistas de esta curva ascendente?

La gripe A, el coronavirus y el virus respiratorio sincitial (VRS).
Por orden de llegada, ha habido un pico de VRS. Ha sido el más madrugador. Aunque ya ha pasado, todavía hay casos de bronquiolitis en niños pequeños. Por otra parte, también están circulando virus catarrales, como los rinovirus o los adenovirus, De acuerdo con SiVIRA, las mayores tasas de infecciones relacionadas con la asistencia sanitaria (IRAs) se observan en niños menores de cuatro años.
El hecho de haber pasado drásticamente del verano al invierno ha distorsionado de alguna forma nuestras defensas y ha provocado que de repente hagamos vida social en sitios cerrados. Parece que hemos cogido las fiestas con muchas ganas, acumuladas de estos años de pandemia, hasta el punto de que ha habido ciudades que han tenido que declarar alarmas porque no cabía más gente en las plazas. Todo ello acarrea más transmisión del virus.
Sobre la gripe, hay que destacar que el año pasado fue responsable de dos picos importantes: uno al principio de la temporada invernal y otro de gripe B a finales de enero. Ahora, en cambio, la mayoría de casos son de gripe A. De acuerdo con SiVIRA, el 98,6% de los virus gripales registrados, son de tipo A. En cuanto a la covid-19, sigue con su proceso de adaptación a nuestra especie, y ahora ha entrado en juego una variante más: la pirola. No es directamente una subvariante de ómicron. Tiene muchas mutaciones y procede supuestamente de un linaje anterior, de la delta. 
La variante pirola no parece más peligrosa que otras anteriores: La OMS la clasifica simplemente como variante de interés, no de preocupación, lo que sería un poco más grave. Así pues, a pesar de su gran capacidad de dispersión, presenta poca virulencia, quizás también porque estamos todos muy inmunizados.

¿Cómo sé lo que tengo?

¿Y hay forma de saber si la tos, el dolor de cabeza o la congestión nasal es provocada por el virus de la gripe o por el del covid?
Sí, pero la única manera es invirtiendo en una prueba.
Los síntomas son más o menos los mismos. Clínicamente apenas hay diferencias, aunque sí matices, por ejemplo, el periodo de incubación de una gripe es más corto que el del coronavirus.

… Y todos pensamos ¿Es normal este repunte de casos?

En invierno, los virus respiratorios son mucho más frecuentes. Hay que tener en cuenta que las reuniones familiares y de amistades propias de finales de año contribuyen a que aumenten los contagios. Siempre son épocas de mayor transmisión. A menor temperatura y menor radiación ultravioleta, mayor estabilidad de los virus. Otro factor a considerar es la humedad.
La población casi nos hemos olvidado de las medidas de precaución. Volvemos a ver a gente tosiendo en sitios cerrados, no se da el respeto que teníamos en época pandémica. Eso sí, aunque son muchas las personas las que no toman medidas de precaución, sí hay más conciencia: Ahora estamos más pendientes si alguien tose cerca de nosotros. Hace unos años, no. Asimismo, el mayor conocimiento también ha causado que aquellos con cuadros catarrales acudan antes al médico, lo que explica que los centros de atención primaria estén más tensionados.

«El ataque de los virus», ¿nos tenemos que empezar a preocupar?

La palabra covid ha vuelto a nuestro vocabulario este cambio de año. Pero no lo ha hecho sola. Junto a ella han regresado otras como gripe y han cobrado protagonismo otras nuevas como virus respiratorio sincitial, también conocido como VRS.
Estos virus, por su parte, ya llenan los centros de salud y las urgencias de los hospitales, según informan los expertos consultados. Los datos hablan por sí solos.
Todos los inviernos regresa la gripe. Y además los expertos ya aseguraron hace tiempo que el covid nunca se marcharía del todo. Este año, además, a eso se ha sumado un crecimiento de la circulación del VRS, que provoca bronquilitis, sobre todo, en los más pequeños. Según los últimos datos de SIVIRA, quienes la padecen, en su mayoría, tienen menos de 5 años.
Los más mayores, por el contrario, ingresan sobre todo por gripe. Según los mismos datos, la tasa de hospitalizaciones por esta enfermedad alcanza los 2,9 casos por cada 100.000 habitantes, aunque esa cifra, en el caso de los mayores de 80, escala hasta los 15,5. De los pacientes vistos en atención primaria, un 20% da positivo en este virus, sobre todo en el de tipo A, que está presente en el 98,2% de las infecciones. Otro 14,3% es positivo, por su parte, en covid-19.
Todos los porcentajes y todas las cifras aumentan semana a semana. Y se espera que la situación se mantenga así, al menos, hasta el mes de febrero. Así lo vaticinan los expertos, ya que el pico de las infecciones respiratorias —con su «lógica estacional»— se alcanza a mediados del mes de enero. Por tanto, «lo previsible es que haya una saturación en los hospitales y en los centros de salud. Cuando alguien se contagia de covid o gripe lo más probable es que necesite atención sanitaria, aunque los síntomas sean leves.
El incremento de los casos de covid y gripe está siendo altísimo, pero la incidencia llegará a su máximo el mes que viene, y a finales empezará a descender. Según los datos, los centros de salud y las urgencias extrahospitalarias ya lo están sufriendo. Si habitualmente el 70% de las visitas a atención primaria son por patologías respiratorias, imaginemos ahora que la incidencia se ha duplicado.
Pero no es sólo por el crecimiento exponencial de la presencia de estos virus. Según denuncia CCOO, el pico —previsible— de este tipo de enfermedades lo tiene que afrontar un sistema sanitario que ya está tensionado de manera permanente por su infrafinanciación y falta de profesionales. Más en atención primaria. Según el ultimo barómetro sanitario, el 58% de todos los ciudadanos que pidieron una cita para su médico de cabecera esperaron más de una semana, lo que es una verdadera barbaridad. La falta de accesibilidad a este primer nivel asistencial es uno de los factores que incide de manera muy directa en que los pacientes opten por ir a los servicios de urgencias, que se acaban saturando.
En cualquier caso, no ha sido sólo la «lógica estacional» la que ha hecho que estos virus se acomoden entre nosotros. La vuelta a la normalidad, ya completada, también ha colaborado. La gente ha vuelto a salir como antes y las medidas de protección como mascarillas y ventilación de espacios cerrados han desaparecido. Por tanto, no es de extrañar este aumento.
La vacunación, además, ha disminuido. Y sobre todo lo ha hecho en la población más joven. A ello se une también que los virus, igual que la población, han vuelto a esa normalidad que hace tan sólo un par de años parecía que nunca regresaría. «La gripe siempre ha sido una enfermedad estacional, pero ha estado a la sombra del covid durante tres o cuatro años. Ahora ya no compite tanto y los demás están ganando el terreno que habían perdido. El covid estaba desplazando al resto de virus, y estos ahora han vuelto con ganas.
Sólo podemos determinar el diagnóstico con exactitud usando un doble test de la farmacia. Y debemos hacerlo. Si hay síntomas compatibles con estas enfermedades, hay que realizarse una prueba antes de estar con otras personas. Si va a haber gente mayor o vulnerable entre nosotros, será mejor no acercarse y utilizar la mascarilla.
En este sentido, el Ministerio de Sanidad ha recordado esta semana algunos de los consejos que ya dieron en su momento: taparse nariz y boca al estornudar o toser, lavarse las manos o evitar lo posible ir al trabajo cuando haya indicios de enfermedad.
No habría que olvidarlos porque, a partir de ahora esta «convivencia entre virus» será la tónica habitual en cada invierno. Por eso hay que forzar la maquinaria preventiva, incidir en la vacunación, no olvidar la mascarilla y volver a los mecanismos de ventilación en transporte público, lugares de trabajo o colegios.

Recomendaciones para prevenir el contagio

Desde el Ministerio de Sanidad, se han lanzado los siguientes consejos para evitar el contagio de estas infecciones respiratorias:
  • Cubrirse la nariz al toser o estornudar.
  • Usar pañuelos desechables y tirarlos a la basura tras su uso.
  • Utilizar la mascarilla ante la aparición de síntomas.
  • Lavarse las manos regularmente.
  • En caso de ser posible, recurrir al teletrabajo cuando se presenten síntomas.
A estas medidas, los expertos consultados agregan que es muy importante la ventilación regular de los espacios interiores.

La vacunación, fundamental

En invierno, hay que vacunarse cuanto antes contra la gripe y la covid. Hay mucha gente que sólo se ha vacunado de la primera.
Según los especialistas, “las vacunas siempre nos van a proteger”, pero todavía no las hay adaptadas a la variante pirola. Eso no significa que no tengamos inmunidad, más allá de tensionar los centros sanitarios, el verdadero problema de la infección de coronavirus es que un porcentaje nada desdeñable desarrolla la covid persistente tras la infección. Esto es independiente a la sintomatología que se haya sufrido, es decir, no hay una relación directa entre un cuadro infeccioso grave y la covid persistente.
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